Hablar de Jojo no Kimyou na Bouken (o Jojo's Bizarre Adventure, Jojo de ahora en adelante) es hablar de uno de los shounen más populares e importantes de la actualidad. Siendo como es una adaptación moderna de un manga antiguo, tiene clichés propios del género y un aura de desfase en ciertos diálogos y acciones, pero, y esto es algo que sólo se puede explicar porque "es Jojo", es algo que le sienta extraordinariamente bien. Jojo, en términos generales, rebosa estilo por su genuina combinación de narrativa y diálogo ochentero y animación colorida, que juega brillantemente con los colores. En resumen, es una serie que sabe crear su propia identidad y, a su vez, sabe reinventarse constantemente en pos de mantener siempre una frescura de la que carecen numerosos shounen de peleas modernos. Por otro lado, peca de ser demasiado artificiosa en numerosos momentos tanto en construcción de la historia y personajes como en las situaciones y batallas concretas. Sin embargo, uno tiene la sensación de que si se puede pasar por alto en algún lugar es en esta serie, debido a esa sensación "bizarra" que transmite. Jojo, más en unas partes que otras, consigue atraerte a su mundo e introducirte su mentalidad basada en un loco estilo sobre sustancia, si bien no quita que esos elementos sigan estando ahí.
Para hablar de Jojo con propiedad, es necesario comentarla en las partes en las que esta serie misma se divide, dado el cambio de personajes, pacing, temática, e incluso subgénero que se da entre ellas.
Parte 1: Phantom Blood
Anime: Jojo no Kimyou na Bouken (TV)
Episodios: 1-9
Año: 2012
Realmente, no podemos decir que la primera parte de Jojo, Phantom Blood, sea una introducción excelente a la saga. Esta parte es la encargada de introducir numerosos elementos claves y, sobre todo, la temática y el aspecto de la serie, tan únicos, y no lo hace, que digamos, demasiado bien. Para una serie que se presupone enormemente over the top y alocada, su protagonista es alguien en extremo moralista y bastante plano como personaje, solo para exhacerbar la antítesis y el contraste entre él y el villano. La historia en sí goza de una introducción con un tiempo bastante apropiado, pero una vez que los personajes se tienen que poner en marcha, la serie se torna excesivamente acelerada y todo sucede extraordinariamente rápido. Esto, obviamente, se alude a adaptar 5 tomos de manga a tan sólo 9 episodios de anime. Poco malo realmente tengo que decir al trabajo de adaptación del estudio David Production y el mimo que le han dado a esta franquicia desde que comenzaron a adaptarla, pero esto sería sin duda lo que más les echaría en cara. No es que el argumento (vampiros y zombies a estas alturas del siglo XXI suena demasiado arcaico, un defecto de adaptar una obra antigua a estas alturas, no ya culpa del original, si no de los tiempos que corren) fuese algo extraordinario de por sí, pero si lo aceleras de forma absurda y cortas mucho transfondo y desarrollo, gran parte de lo que han dejado ahí no te va a importar demasiado, como muertes relevantes como la de (en un análisis es bastante obvio que voy a hacer spoilers, pero aviso por si las moscas) Zeppeli. Cosas así te hacen preguntarte por qué, dejando fuera el que les cupiesen las dos primeras partes en una serie de dos cour, Phantom Blood fue tan acelerada y por el contrario la parte 3, Stardust Crusaders, fue tan extendida en el tiempo, entendiendo que ambas series son similares en el transcurso de su nudo. Aquí, prácticamente, hasta llegar a Dio, la serie es un suspiro en el que prácticamente sólo te enteras que Dio tiene la máscara, es un vampiro y es malo.
Ah, Dio. Hay que hablar de Dio.
Origen de gran cantidad de los memes que ha originado la saga (de los que hablaremos más adelante), no es difícil saber por qué Dio es uno de los villanos más populares en el shounen moderno. Atractivo, virulento, tenaz y lleno de carisma, se roba toda esta parte en detrimento de un protagonista bastante blando. Sabe inspirar temor al resto del cast a lo largo de toda la franquicia, rodeado por un aura de misticismo e invincibilidad muy característicos. No es que sea un villano muy desarrollado, quedándose en una escasa bidimensionalidad, pero es su caracterización exagerada junto a su arrogante actitud la que lo hace el eje central de Phantom Blood. Logra ganarse el status de buen personaje al ser el contexto de Jojo el que es, además de ser un loco maniático tan over the top que no tiene fisuras dentro del mal (Para que nos entendamos: es un villano más estilo Kefka (Final Fantasy VI) que Darth Vader (Star Wars) pues opta más por ser malvado hasta la médula que tener un conflicto ambivalente que le dé profundidad. No admite identificaciones, es un villano total, no algo a medias).
Una vez que el grupo, liderado por Jonathan Joestar, llega y se enfrenta a Dio, la serie se encauza de alguna manera y logra ser disfrutable en sus últimos episodios, aprovechando bien el concepto introducido del Hamon y sus particularidades, y estando bien las batallas, ya dando destellos del ingenio que destila la franquicia en las batallas que comentaremos posteriormente. El problema es el mencionado previamente: todo está tan acelerado que ningún personaje llega a importarnos, de ahí que Jonathan Joestar, sumando también el problema de su carácter bondadoso tan poco aparente hoy día, sea considerado por la comunidad el peor Jojo, por el poco background y desarrollo que recibe, aparte de tener el poder más "soso" y poco característico de todos.
Speedwagon es un inútil que solo sirve como recurso narrativo |
Respecto a las formas que tiene la serie de canalizarse, hay un tropo bastante claro en esta serie: la utilización de un personaje de fondo para narrar lo que ocurre. Esto era algo bastante usado en el shounen de la época (Dragon Ball) e incluso es utlizado en spocon modernos (Haikyuu, Chihayafuru). En manga es más aceptable dado que según el estilo de dibujo y la complejidad de lo que estemos viendo, no venga mal cierta aclaración, pero en un anime tan limpio como el de Jojo esto sobra en exceso. Si bien Jojo lo convierte en parte de su identidad de forma interesante, no dejamos de tener a un completo inútil (Speedwagon) narrando absolutamente todo lo que ocurre. Y esto es algo que se repite en todos los estamentos de la franquicia que he tenido el placer de visualizar hasta el momento.
Audiovisualmente, la serie, y esto aplica a todas las partes, es excelsa: la animación en verdad no es la gran cosa, pero lo enmascara increiblemente bien gracias al color, el uso de letras estilo manga, los diseños de personajes, ausencia de CGI cutre y el estilo propio de Jojo. Los openings de la franquicia (hasta la parte 3 en un muy gozoso CGI, los de la parte 4 estándar) son todos excelentes, elegir uno sería tan sólo cuestión personal. Destaca el ending de esta parte y la segunda, Roundabout, de Yes, causante de uno de los memes más populares debido a la curiosa forma que tiene la serie de usar el ending a su favor. La música, por su lado, es muy adecuada y siempre adecuándose al momento.
En general, y como conclusión rápida, Phantom Blood es un primer contacto con la franquicia bastante mediocre. Dio consigue salvar a duras penas lo que el ritmo de la propia serie destrozó. Aunque sean sólo 9 episodios, mucha gente no pudo aguantarlos al ver una tortura donde yo sólo veo algo mediocre, y realmente no puedo culparlos. Estos primeros episodios no consiguen transmitirte el sentimiento de Jojo. Me apenan esas pobres almas que se quedaron a las puertas de llegar a la tan, tan brillante...
Jesús, esto ya es otra cosa. El inicio de Battle Tendency es rompedor y demoledor, con un cambio total en la temporalidad y en el protagonista, tan chocante y tan de agradecer. Prácticamente todo en esta parte es una mejora: el protagonista, el ritmo, la historia y la complejidad de la misma, y, sobre todo, las emociones que transmite. Jojo es mucho más consciente de sí misma en esta segunda parte, siendo mucho más alocada, disparatada y realmente over the top.
El principal motivo para ello es su protagonista, Joseph Joestar, el cual es un abrumador contraste con su predecesor, Jonathan. Mientras que Jonathan era bienintencionado, valiente y heróico (el perfecto héroe clásico), Joseph es gamberro, huidizo, orgulloso y temerario. Es obviamente una buena persona, pero su caracterización está tan orientada al antihéroe cómico que es algo que no te esperas de una franquicia ochentera, y es una bocanada de aire fresco tras llegar de Phantom Blood. La primera opción de Joseph es siempre huir, pero no necesariamente por miedo, pues puede hacerlo para ganar tiempo o pensar una mejor estrategia, lo cual incrementa notablemente la calidad de las batallas y el ingenio que desprenden éstas, al punto de ser el punto más refinado de la franquicia animada, al menos con el hamon como limitador.
El setting también influye bastante en Joseph como personaje. No es lo mismo la Inglaterra del siglo XIX que la EEUU previa a la guerra. Aún criado por su abuela, Joseph ha vivido mucho más en contacto con la calle y eso lo ha hecho más pillo, en contraste con la nobleza y el honor de Jonathan. Joseph vive para el espectáculo, es la versión como protagonista de Dio: carismático, exagerado, pero realmente integrado y en realidad poseedor de la atmósfera que Jojo plantea.
En villanos sí se podría decir que es el único aspecto en el que Battle Tendecy pierde con Phantom Blood. Si bien los Pillar Men son villanos decentes y tienen una buena recepción, dado que también son exagerados, misteriosos y atrayentes, les falta el carisma y transfondo que Dio tenía (además de los memes). Aún así, cumplen perfectamente su función, así como el resto de personajes secundarios que, al contrario que en Phantom Blood, sí son más memorables. Especialmente Caesar, que es prácticamente el protagonista de su propia historia, Lisa Lisa, un personaje que ahora puede parecer común y normal, pero que en su época resultó absolutamente revolucionario dado lo raro que era un personaje femenino en los antiguos shounen de peleas que no fuera tan sólo un interés amoroso, y Stroheim, que, a partir de cierto punto, cumple mucho mejor que Speedwagon el rol de Jojonarrador, además de ser el nazi más exagerado junto al Hitler de Malditos Bastardos (Quentin Tarantino, 2009)
La serie se va tornando en algo absolutamente demencial, continuamente en aumento y dejándote en vilo con cómo se podrá solucionar situación tras situación, con una estupenda banda sonora (distinta a la de Phantom Blood, que tenía piezas más heróicas, y con temas más actualizados y extrañas combinaciones como el tema de los Pillar Men, quizá el más popular de toda la saga) y animación que, como siempre, le sigue el ritmo a la serie. Perfecto ritmo en los 17 episodios que le dejó Phantom Blood y muy competente en todos los apartados, sobre todo teniendo en cuenta las intenciones de Jojo: A Jojo no le puedes pedir una historia profunda y extraordinaria, o personajes humanos. A Jojo le pides show. Y Jojo te da show. (Y memes)
Con un final que cierra cabos sueltos y un ciclo, concluye la que para mí es la mejor parte animada de Jojo's Bizarre Adventure.
Parte 3: Stardust Crusaders
Anime: Jojo no Kimyou na Bouken: Stardust Crusaders/Jojo no Kimyou na Bouken: Stardust Crusaders 2nd Season
Episodios: 48 (24/24)
Juzgar Stardust Crusaders es complicado porque es una obra de extremos: hace cosas muy bien y hace cosas muy mal (al estilo Star Wars VIII: The Last Jedi o incluso Top wo Nerae! Gunbuster), así que mejor empecemos desde su raíz.
Stardust Crusaders es para muchos la mejor parte de la saga (inmerecido en mi opinión) y sin duda la más popular, en parte debido a la previa adaptación al anime en unas OVAs de los años 90. Y realmente tiene ingredientes para serlo: la franquicia, entre otras cosas, ejecuta aquí un soft reset con numerosos ingredientes convergentes, entre los cuales se pueden enumerar:
- Aparición de los Stands como nuevo poder, quedando el hamon obsoleto y dando así mucha más amplitud y nuevas oportunidades a las batallas.
- La serie se sitúa ya cerca de la actualidad y lo lleva (ya tardaban) a japón, al menos en lo referido a la nacionalidad del protagonista.
- La estructura de la serie cambia notablemente.
- Punto y aparte: la serie toma como un punto de control en términos de historia, haciendo que no sea realmente confuso empezar a ver la serie en Stardust Crusaders. Es mejor, por supuesto, si tienes todo el contexto previo, pero no es necesario.
Especialmente con el ingrediente de los Stands, la serie toma un rumbo increíblemente más épisodico que las partes anteriores, en parte propiciado por la misma trama, no sin convieniencias importantes para que se dé así. Cogiendo un enfoque de "monstruo de la semana" tan del animanga de los 70 (y revitalizado en los años 90) la serie aprovecha a dotar de extraordinaria riqueza a sus batallas, haciendo cada una de ellas única e ingeniosa. La estructura de las batallas ni ningún elemento de ellas se repite, pero sí lo hace la estructura de la serie misma, y la de sus episodios, hasta el punto de ser realmente tedioso. Esto consigue la extraña combinación de que cada episodio de Stardust Crusaders es bastante entretenido, pero la serie no. en lo absoluto además. Es como estar corriendo y sentir que no avanzas, resulta hasta frustrante.
La diversidad e ingenio en las batallas ya había dado un grandísimo paso adelante en Battle Tendency, pero con las posibilidades, casi ilimitadas, que ofrecen los Stands, está aún más refinada. Pero, como ya hemos mencionado, el ritmo es terriblemente más tedioso en términos generales. Centrándonos en una aventura más episódica, los personajes tendrían que ser más completos y compensados, ¿verdad?
Pues sí y no.
Stardust Crusaders consiste en las aventuras de un grupo de hombres usuarios de Stands para detener al reciclado, para bien o para mal, villano Dio. Para que la serie se sostenga, Araki ha tenido que avanzar mucho desde la concepción de shounen clásico en la que basaba Phantom Blood, y que empezó a cambiar notablemente en la parte 2: que el personaje principal fuese el eje central de todo y todo el progreso de cualquier tipo lo tuviese el protagonista (muchos mangas antiguos son así, como Hokuto no Ken, Astroboy, Dragon Ball, y un largo etcétera). En Stardust Crusaders vaya si ha modificado esta concepción: nos enfrentamos a un cast completo de personajes principales, cada uno con sus tribulaciones, momentos y batallas únicas, aprovechando las posibilidades de cada Stand. La serie tiene un protagonista, sí, pero Jotaro es poco más que un badass prácticamente unidimensional con un Stand superpoderoso, a menudo ausente para que el resto del elenco de personajes tenga oportunidad de lucirse. No es que Jotaro no cumpla su función, pero se ve que Araki le ha restado carisma y diálogo al protagonista para ensalzar al resto de personajes para amenizar la serie y dotarla de diversidad, pero considero que se pasó un poco, realmente por momentos el protagonista parece Polnareff, que es el único que representa fielmente el bizarrismo característico de Jojo en escenas cómicas, junto a un muy cambiado, lejos de su gloria Joseph Joestar, aunque muy efectivo a su manera, sin duda.
En cuanto a los villanos, numerosos aparecen durante la serie, pero todos son rivales episódicos, meras extensiones de Dio para retrasar el viaje de los protagonistas. Reciclar a Dio como villano es una opción interesante, porque así podemos ver cómo se desenvuelve en ambos momentos de la franquicia (con y sin Stands) y qué demonios, ya hemos hablado de lo buen villano que es, sabemos que funciona y por supuesto te hace el apaño. Sin embargo, no deja de revelar que Araki en esta parte 3 se volvió incapaz de avanzar en términos de villanos, tras una parte 2 en la que no fueron el fuerte de la serie que digamos. Reciclar a Dio era arriesgado pero le salió bien, dado que seguía teniendo esa atmósfera asfixiante y personalidad exagerada aún no estando en escena en casi toda la serie.
En la segunda temporada, la serie resuelve varios de sus problemas extendiendo los arcos de cada enemigo a un mínimo de dos episodios, haciendo que la narrativa sea menos repetitiva y las batallas aún más elaboradas y entretenidas. Cuando al fin llegan a enfrentarse al anticipado Dio, la batalla, en general, no decepciona. Bien ejecutada, con quizá algún asspull, pero nada de lo que carezca el anime moderno. La verborrea de Dio en su apogeo, y un final que cierra, al fin, todo un ciclo.
En resumen, Stardust Crusaders consigue refrescar y dar un nueo rumbo a la franquicia, pero con numerosos problemas que yo achaco a "experimentos" de Araki. No atina con el ritmo episódico, ni con la importancia del elenco secundario y del protagonista. Pero realmente se puede ver que si consigue hilar fino, puede surgir algo realmente balanceado y bueno. Algo como la...
En la franquicia ya se había luchado contra vampiros y seres similares a dioses, se había situado la acción en Inglaterra, América y medio planeta entre el sudeste asiático y Egipto. Uno puede pensar que esta serie ya lo ha andado todo, que ya no puede hacer nada que supere esos niveles, pero ahí está la cuestión: no hace falta. Tras todo lo visto hasta el momento, Araki se saca de la manga la probablemente parte más académicamente balanceada en todos los aspectos de las hasta el momento animadas: Diamond is Unbreakable.
Y no sólo eso, si no que además lo combina con un género rara vez en relación con el de Jojo: slice of life. La serie se centra en una apacible y tranquila ciudad, alejándose de miras épicas y graciosas, para adentrarse, dentro de lo que es Jojo, en una atmósfera más íntima pero igualmente desgarbada.
DiU refresca la formula planteada en Stardust Crusaders y le da autenticidad: el protagonista, Higashikata Josuke, es de lejos el protagonista más balanceado hasta el momento. No tiene las ocurrencias y el exageradísimo estilo de Joseph, pero tiene el comportamiento previsible en un adolescente, ese que le faltaba a Jotaro, y hay una naturalidad en sus emociones y comportamientos. Tiene estilo, por supuesto, y es bravucón, pero es el más "realista" de todos los Jojos.
El elenco secundario tiene el mismo carisma que el previo pero e bastante mejor en términos generales. Kouichi parece en un inicio el Speedwagon de turno (incluso el primer episodio está contado desde su perspectiva como él de narrador) pero obtiene arcos enteros para el sólo donde desarrolla sus poderes y a sí mismo como personaje, al punto de parecer él más un protagonista de este tipo de obras antes que Josuke. Jotaro repite aparición en esta parte, pero, como se puede intuir por sus blancas ropas, estamos ante un Jotaro bastante más maduro y sensible hacia su entorno y quienes le rodean en un acertado rol secundario en el que, en mi opinión, brilla bastante más. Crédito también merece la serie por balancear sus apariciones de manera que su Stand no resuelva todas las situaciones ni que tampoco sea condenado al ostracismo.
Otros personajes, como Rohan u Okuyasu, son también grandes aportaciones con su propio arco. Especialmente relevante es Rohan, en el que es posible que Araki se esté insertando a sí mismo o a una concepción del manga actual, con una gran curiosidad por aprender más del mundo para extrapolarlo a su manga, siendo incluso la función básica de su Stand.
Y es que en DiU los Stands reflejan más que nunca la naturaleza del usuario. Tomemos a Josuke como ejemplo: su Stand es capaz de curar cualquier herida a quien sea, salvo a sí mismo. Ya de por sí su usuario ya necesita de cualidades de arrojo y amabilidad, elementos que Josuke posee más que ningún otro Jojo previo.
No se puede cerrar este apartado sin hablar de los villanos y en especial de Yoshikage Kira. Ya hablamos en la parte 3 sobre cómo Araki no fue capaz de darle carpetazo a Dio y esa parte consistió en Dio y extensiones de Dio cada episodio. En Diamond is Unbreakable, cada enemigo que tienen que enfrentar los protagonistas antes de la aparición de Kira tiene sus propios motivos para enfrentarse a ellos. Son enemigos que no enturbian, en términos generales, la paz reinante en la ciudad, lo que se sinergiza muy bien con el género slice of life que exitosamente mezcla.
Cuando Kira aparece, todo cambia. Es un villano distinto y fresco, que cobra una nueva dimensión y aporta frescura no sólo a la franquicia, sino también al medio. Dicho en pocas palabras, no quiere poder, ni reconocimiento, ni nada, sólo quiere que lo dejen en paz. Busca patológicamente no destacar en nada de cara a la sociedad para poder seguir matando silenciosamente, siendo ahora visible la gran cicatriz que tenía la ciudad. Esto repercute directamente en su personalidad y da lugar a situaciones realmente únicas y memorables.
La serie, obviamente, está lejos de ser perfecta: Aunque mejora mucho su ritmo respecto a la parte previa, sigue teniendo problemas terribles de alargamiento innecesario de la trama con rivales sin sentido una vez Kira sufre su primera derrota, además de numerosas conveniencias y power-ups típicos de la franquicia y del género. Aún así, los pros prevalecen, ya que además tiene un brillante juego de colores y unas batallas más brillantes que nunca.
La diversidad e ingenio en las batallas ya había dado un grandísimo paso adelante en Battle Tendency, pero con las posibilidades, casi ilimitadas, que ofrecen los Stands, está aún más refinada. Pero, como ya hemos mencionado, el ritmo es terriblemente más tedioso en términos generales. Centrándonos en una aventura más episódica, los personajes tendrían que ser más completos y compensados, ¿verdad?
Pues sí y no.
Stardust Crusaders consiste en las aventuras de un grupo de hombres usuarios de Stands para detener al reciclado, para bien o para mal, villano Dio. Para que la serie se sostenga, Araki ha tenido que avanzar mucho desde la concepción de shounen clásico en la que basaba Phantom Blood, y que empezó a cambiar notablemente en la parte 2: que el personaje principal fuese el eje central de todo y todo el progreso de cualquier tipo lo tuviese el protagonista (muchos mangas antiguos son así, como Hokuto no Ken, Astroboy, Dragon Ball, y un largo etcétera). En Stardust Crusaders vaya si ha modificado esta concepción: nos enfrentamos a un cast completo de personajes principales, cada uno con sus tribulaciones, momentos y batallas únicas, aprovechando las posibilidades de cada Stand. La serie tiene un protagonista, sí, pero Jotaro es poco más que un badass prácticamente unidimensional con un Stand superpoderoso, a menudo ausente para que el resto del elenco de personajes tenga oportunidad de lucirse. No es que Jotaro no cumpla su función, pero se ve que Araki le ha restado carisma y diálogo al protagonista para ensalzar al resto de personajes para amenizar la serie y dotarla de diversidad, pero considero que se pasó un poco, realmente por momentos el protagonista parece Polnareff, que es el único que representa fielmente el bizarrismo característico de Jojo en escenas cómicas, junto a un muy cambiado, lejos de su gloria Joseph Joestar, aunque muy efectivo a su manera, sin duda.
En cuanto a los villanos, numerosos aparecen durante la serie, pero todos son rivales episódicos, meras extensiones de Dio para retrasar el viaje de los protagonistas. Reciclar a Dio como villano es una opción interesante, porque así podemos ver cómo se desenvuelve en ambos momentos de la franquicia (con y sin Stands) y qué demonios, ya hemos hablado de lo buen villano que es, sabemos que funciona y por supuesto te hace el apaño. Sin embargo, no deja de revelar que Araki en esta parte 3 se volvió incapaz de avanzar en términos de villanos, tras una parte 2 en la que no fueron el fuerte de la serie que digamos. Reciclar a Dio era arriesgado pero le salió bien, dado que seguía teniendo esa atmósfera asfixiante y personalidad exagerada aún no estando en escena en casi toda la serie.
En la segunda temporada, la serie resuelve varios de sus problemas extendiendo los arcos de cada enemigo a un mínimo de dos episodios, haciendo que la narrativa sea menos repetitiva y las batallas aún más elaboradas y entretenidas. Cuando al fin llegan a enfrentarse al anticipado Dio, la batalla, en general, no decepciona. Bien ejecutada, con quizá algún asspull, pero nada de lo que carezca el anime moderno. La verborrea de Dio en su apogeo, y un final que cierra, al fin, todo un ciclo.
En resumen, Stardust Crusaders consigue refrescar y dar un nueo rumbo a la franquicia, pero con numerosos problemas que yo achaco a "experimentos" de Araki. No atina con el ritmo episódico, ni con la importancia del elenco secundario y del protagonista. Pero realmente se puede ver que si consigue hilar fino, puede surgir algo realmente balanceado y bueno. Algo como la...
Parte 4: Diamond is Unbreakable
Anime: Jojo no Kimyou na Bouken: Diamond wa Kudakenai
Episodios: 39
Año: 2016
En la franquicia ya se había luchado contra vampiros y seres similares a dioses, se había situado la acción en Inglaterra, América y medio planeta entre el sudeste asiático y Egipto. Uno puede pensar que esta serie ya lo ha andado todo, que ya no puede hacer nada que supere esos niveles, pero ahí está la cuestión: no hace falta. Tras todo lo visto hasta el momento, Araki se saca de la manga la probablemente parte más académicamente balanceada en todos los aspectos de las hasta el momento animadas: Diamond is Unbreakable.
Y no sólo eso, si no que además lo combina con un género rara vez en relación con el de Jojo: slice of life. La serie se centra en una apacible y tranquila ciudad, alejándose de miras épicas y graciosas, para adentrarse, dentro de lo que es Jojo, en una atmósfera más íntima pero igualmente desgarbada.
DiU refresca la formula planteada en Stardust Crusaders y le da autenticidad: el protagonista, Higashikata Josuke, es de lejos el protagonista más balanceado hasta el momento. No tiene las ocurrencias y el exageradísimo estilo de Joseph, pero tiene el comportamiento previsible en un adolescente, ese que le faltaba a Jotaro, y hay una naturalidad en sus emociones y comportamientos. Tiene estilo, por supuesto, y es bravucón, pero es el más "realista" de todos los Jojos.
El elenco secundario tiene el mismo carisma que el previo pero e bastante mejor en términos generales. Kouichi parece en un inicio el Speedwagon de turno (incluso el primer episodio está contado desde su perspectiva como él de narrador) pero obtiene arcos enteros para el sólo donde desarrolla sus poderes y a sí mismo como personaje, al punto de parecer él más un protagonista de este tipo de obras antes que Josuke. Jotaro repite aparición en esta parte, pero, como se puede intuir por sus blancas ropas, estamos ante un Jotaro bastante más maduro y sensible hacia su entorno y quienes le rodean en un acertado rol secundario en el que, en mi opinión, brilla bastante más. Crédito también merece la serie por balancear sus apariciones de manera que su Stand no resuelva todas las situaciones ni que tampoco sea condenado al ostracismo.
Otros personajes, como Rohan u Okuyasu, son también grandes aportaciones con su propio arco. Especialmente relevante es Rohan, en el que es posible que Araki se esté insertando a sí mismo o a una concepción del manga actual, con una gran curiosidad por aprender más del mundo para extrapolarlo a su manga, siendo incluso la función básica de su Stand.
Y es que en DiU los Stands reflejan más que nunca la naturaleza del usuario. Tomemos a Josuke como ejemplo: su Stand es capaz de curar cualquier herida a quien sea, salvo a sí mismo. Ya de por sí su usuario ya necesita de cualidades de arrojo y amabilidad, elementos que Josuke posee más que ningún otro Jojo previo.
No se puede cerrar este apartado sin hablar de los villanos y en especial de Yoshikage Kira. Ya hablamos en la parte 3 sobre cómo Araki no fue capaz de darle carpetazo a Dio y esa parte consistió en Dio y extensiones de Dio cada episodio. En Diamond is Unbreakable, cada enemigo que tienen que enfrentar los protagonistas antes de la aparición de Kira tiene sus propios motivos para enfrentarse a ellos. Son enemigos que no enturbian, en términos generales, la paz reinante en la ciudad, lo que se sinergiza muy bien con el género slice of life que exitosamente mezcla.
Cuando Kira aparece, todo cambia. Es un villano distinto y fresco, que cobra una nueva dimensión y aporta frescura no sólo a la franquicia, sino también al medio. Dicho en pocas palabras, no quiere poder, ni reconocimiento, ni nada, sólo quiere que lo dejen en paz. Busca patológicamente no destacar en nada de cara a la sociedad para poder seguir matando silenciosamente, siendo ahora visible la gran cicatriz que tenía la ciudad. Esto repercute directamente en su personalidad y da lugar a situaciones realmente únicas y memorables.
La serie, obviamente, está lejos de ser perfecta: Aunque mejora mucho su ritmo respecto a la parte previa, sigue teniendo problemas terribles de alargamiento innecesario de la trama con rivales sin sentido una vez Kira sufre su primera derrota, además de numerosas conveniencias y power-ups típicos de la franquicia y del género. Aún así, los pros prevalecen, ya que además tiene un brillante juego de colores y unas batallas más brillantes que nunca.
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