Reseña: 20th Century Boys

Autor: Naoki Urasawa (historia y dibujo)
Géneros: Misterio, Drama, Histórico, Ciencia-Ficción, Psicológico, Seinen
Revista: Big Comic Spirits
Capítulos: 249
Año: 1999-2006



Nunca fui fan de Naoki Urasawa, si bien mi experiencia en el manga es reducida y suyo sólo he visto la fiel adaptación del estudio Madhouse de su obra Monster, comúnmente la más aclamada del autor. Si bien Monster es realmente excelente, y en ella Urasawa juega con elementos los cuales se ve de forma palpable que son suyos como una construcción progresiva de un misterio o tocar con habilidad líneas temporales y mostrar consecuencias del pasado en el futuro, la sentí bastante lenta y sombría en algunos puntos, quizá incluso más de lo pretendido por la serie. Esto quizá se puede achacar más al ritmo de la adaptación que al manga en sí, dado el año de emisión (2004, antes de la "edad de oro" en la que se empezaron a poner de moda series más rápidas, compactas y coloridas), pero es una realidad que ese anime, aunque sea menos palpable en el manga, peca de esas y más dificultades. Además, Monster es una obra más íntima y lóbrega per se, por lo que según la persona puede hacer su seguimiento más dificultoso.
Ahora bien, ¿Que tendríamos si juntamos esa habilidad narrativa y estilo visual de Monster con una historia coral y un toque justo de carisma over the top?

20th Century Boys.

La manera más sencilla de definir a 20thCB es la siguiente: una historia perfecta contada de forma perfecta. Efectivamente, el manga presenta un misterio en toda regla, y, como a Urasawa le gusta cocinar magistralmente los misterios a fuego lento, con gran habilidad sólo veremos lo que Urasawa quiere que veamos en cada momento. Pero donde el autor tiene éxito no es en eso, que también, sino en hacerlo en atractivo desde un primer instante. Y de qué manera.
 20thCB lleva el storytelling a un nuevo nivel, siendo su principal y mayor baza: cómo te cuenta la historia. Juega con las líneas temporales a su favor en cada momento como quien salta a la comba del revés; su manera de mostrar las consecuencia del pasado de forma progresiva y afilada, y, en resumen, cómo la narración está donde tiene que estar y, lo que es más llamativo, sobre el personaje sobre el que tiene que estar.
Un ejemplo de la soberbia narrativa de Urasawa, evitando spoilers: Llega un momento en el que se produce un gran acontecimiento, con un gran proceso de cimentación y con todos los ojos centrados en ese momento... pero se lo salta. Así, sin más. Pasa a mostrar las consecuencias, en qué estado se encuentra el mundo y cómo es percibido este acontecimiento en la sociedad, de forma que lentamente te vayas dando cuenta de lo ocurrido, pero en lugar de mirarlo con frustración y desinterés, lo miras con una terrible inquietud por ver plasmado en imágenes la idea mental que lentamente se va clarificando, y Urasawa sólo te lo contará cuando sea el momento. Te sientes estafado pero a la vez fascinado. Así se maneja el misterio, ya lo decía Alfred Hitchcock: Si ves a dos personas conversando y tú sabes que hay una bomba bajo su mesa, crearás tensión. Pero, ¿y si eres tú una de las personas? Ese es el eje central de Urasawa, y esta obra.

El protagonismo recae en varios personajes, siendo una obra coral
Dentro de su magnífico estilo narrativo, es muy mencionable su forma de manejar un extenso elenco de personajes, todos con su arco de desarrollo y gran contribución a la historia. De hecho, se puede hablar de una obra totalmente coral. ¿Es realmente Kenji el protagonista de esta historia, o también lo pueden ser Otcho, o Kanna? Ciertamente, la narrativa se centra a menudo en ellos, alejándose Kenji de la perspectiva de un protagonista habitual. Si bien todos los personajes no pueden gozar de esa carácteristica, sí unos cuantos, sin duda. Obras como Final Fantasy VI, Pulp Fiction y Canción de Hielo y Fuego son otros ejemplos de obras corales, pero de todas estas quizá sea 20thCB la que más armonía crea entre todas las tramas y todos los personajes y mas entrelaza todas las ramificaciones: más extenso y con más personajes que Pulp Fiction, más profundidad que FFVI y más cohesión narrativa que Canción de Hielo y Fuego. Ciertamente, su storytelling no tiene parangón, y es posible que sea el mejor que he visto en mi vida. Discutible sería por lo menos, y completamente asegurable que le pelease a Pulp Fiction.

La historia es compleja y adictiva
La narrativa puede estar muy bien, pero si lo narrado es malo lo único que haría sería cubrir un poco de esas carencias inherentes que tendría una historia simplona y aburrida per se. Sin embargo, la historia de 20thCB es bombástica, exagerada y a veces conveniente, pero a su vez sobria y realista. Una historia que suena a cuento de niños pero que consigue que te plantees que algo así realmente podría acabar pasando. Una crítica subyacente a las religiones exageradas y los fanatismos, así como a la sociedad humana, por hablar de su profundidad temática, aunque su atractivo real, lejos del pensamiento reflexivo que podrían tener otras obras como la ya mencionada en este blog Nausicaä del Valle del Viento, reside en la historia en sí, lo que se ve directamente en las páginas. Una historia pensada con mimo, completamente coral, y, sobre todo, una sensación de redondez en todos los aspectos de la trama que te llena y te absorbe. Hay pocas sensaciones tan agradables, tan pocos placeres hedonistas, como una trama ambiciosa y compleja que logra explicar y justificar de forma satisfactoria todos sus elementos.
O casi todos, al menos.

Si bien es una historia perfecta contada de forma perfecta, el manga no es perfecto. Al principio del manga se dan numerosas conveniencias para que el núcleo de la trama quede entre esos pocos personajes y todo se pueda atar echando un vistazo a la infancia de los mismos, lo que yo llamo el "síndrome Summer Wars". Summer Wars (Mamoru Hosoda, 2009) es una película en la que se desarrolla un conflicto global y casualmente los únicos que pueden y saben resolverlo son gente totalmente normal y están reunidos todos en un mismo sitio. En 20thCB pasa algo parecido, pero dadas las circunstancias específicas de la trama, es justificable, aparte que la conveniencia es el hecho que da pie a todo, con lo cual es muchísimo menos perjudicial que en Summer Wars, y no perjudica en absoluto a la experiencia.
Mención especial y fallo real sí es el final y las cosas que se quedan en el aire, incluso con los verdaderos capítulos finales, la obra secuela 21st Century Boys, que resuelve algunas cuestiones, pero no todas. El final sigue siendo satisfactorio y se puede perdonar, pero en una obra que tiene como uno de sus fuertes la redondez, esos pequeños vaciós son una sensación molesta, como un mosquito rondando mientras intentas dormir. Pero bueno, creo que esta obra merece que nos tapemos con la manta y no lo oigamos.

Otro aspecto de esta obra, y creo que la que más la diferencia de Monster, es su espectacularidad. Urasawa en 20thCB cuida mucho las escenas cumbre, dándoles esa vida y explosividad que justifican la preparación previa. Los personajes muestran arrojo y fuertes convicciones cuando toca, así como momentos de flaqueza en contextos coherentes. El manga derrocha carisma y situaciones over the top, pero esto último sólo en su justa medida, no saturando la narrativa ni a los propios personajes, creando un balance agradable. Por supuesto, la atmósfera de ciencia-ficción (o pseudo ciencia ficción) de la que goza el manga contribuye a que sea más espectacular, viva y colorida que obras más íntimas y más centradas en la psicología del personaje como Monster.

Hablando sobre los personajes, no entraré a hablar en concreto de ninguno de ellos, ya que, como mencioné previamente, es una obra realmente coral y son muchos los que gozan de un gran arco de personaje y una clara importancia en la trama, y hablar de cada uno me llevaría el trabajo de una pequeña tesis. Sí diré, sin embargo, que todos tienen una importante carisma, y un desarrollo palpable durante la obra y las épocas. Aunque el manga deje cosas en el aire, la inmensa mayoría de personajes ven sus acciones y formas de pensar justificadas, todo narrado con agilidad y maestría.

Por último, mencionar el arte y el dibujo, algo clave en un manga. Si bien no es el mejor dibujo que he visto (en mi opinión, claro está) ni es particularmente el que más me guste, hay que reconocer que es brillante y altamente sólido. Sin bajones, expresivo y coherente, y con ese estilo tan característico y fresco en el medio de Urasawa de facciones sobrias y realistas, lo que ayuda a sostener los cimientos realistas de la trama. Además, las canciones mencionadas durante la obra, como 20th Century boy de T. Rex o la misma canción de Kenji y su importancia en la trama, consiguen darle un color particular a la obra, aparte de reinvindicar ese sabor setentero del manga y la importancia de la música y cómo es vista en el mismo.

20th Century Boys es, en resumen, uno de los mejores mangas de la historia, posiblemente la opera magna de Urasawa y una obra imprescindible de ser leída, aclamada por el público y la crítica. Algunos tendrán más pegas que yo con los indudables fallos que tiene el manga, pero aun así sigue siendo una obra que no dejará indiferente a nadie, algo que atrapa con la naturalidad de un sapo a una mosca. Ciertamente, una historia coming of age llena de buenos momentos y una manera única de mostrar un misterio.

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