¿Parodia o brillante ejecución? |
Tenía muchas ganas de hablar de Monogatari Series. Muchísimas, de hecho. Y es que ciertamente es algo tan único en el medio que no puede dejar indiferente a nadie, ya sea amándolo u odiándolo. Con la historia principal finalizada en Owarimonogatari S2, analizar toda la serie en profundidad me llevaría más tiempo del que dispongo y menos del que me gustaría, ya que siempre se me escaparía algún detalle: diálogos, profundidad psicológica, narrativa trascendida, riqueza visual, dirección... tiene tantos puntos a favor que me saturo sólo de pensarlo. Por eso, hoy me quiero centrar en un aspecto en concreto de la serie, y quizá el más controversial: el harem.
Habrá gente que intente negarlo, pero es obvio que Monogatari tiene tendencias harémicas (¿es esa la palabra?). Posee todas las características básicas de cualquier anime harem respetable (más bien no respetable): Protagonista masculino rodeado en exclusividad de un amplio elenco de personajes femeninos a los que ayuda por arcos argumentales y estas se sienten en mayor o menor medida atraídas por él. El contexto en el que esto se desarrolle es lo que impide a los anime harem ser copias 100% calcadas los unos de los otros; en el caso de Monogatari, uno sobrenatural que, ponerlo de forma extremadamente simple, implica excentricidades espirituales como vampiros o entes varios.
Los "beta MC" suelen ser simples y aburridos |
Puestas pues las raíces, aquí es cuando empiezan las diferencias. El protagonista de un harem clásico acostumbra a ser lo que en la comunidad se le conoce como "protagonista beta", es decir, un personaje con un diseño extremadamente simple y aburrido (generalmente de facciones simples, estatura media y pelo negro) y con una personalidad pasiva y nada proactiva, simplemente siendo lo suficiente amable para que las chicas se enamoren y un poco pervertido para dar pie a las situaciones propias de un anime harem, siendo el resto de su personalidad prácticamente plana y con una escritura muy floja.
En contraposición a esto, en Monogatari tenemos a Araragi Koyomi, que lo único que tiene en común con un protagonista beta es el pelo negro. Araragi es increíblemente pervertido, pervertido hasta límites que impulsan el anime a horario nocturno, llevándose consigo toda la sal que implican también los conceptos lolicon y siscon. Esto, lejos de ser negativo, y ayudado por la dirección, crea situaciones mucho más afiladas que la de un harem convencional y genera gags auténticamente memorables.
Araragi es un sólido y gran protagonista |
Su desarrollo no es constante ya que depende del arco y lo que esté sucediendo, pero conforme avanza la serie Araragi se desmarca aún más del arquetipo al convertirse en algo lejos de la típica pseudo perfección de la que gozan los protagonistas de los harem: un protagonista lleno de fallos, pero no fallos de escritura, sino fallos como persona, que contribuyen a dotarlo de matices humanos, dentro del contexto de la animación tan especial de Monogatari Series. Araragi es una persona increíblemente arrojada y deseosa de ayudar, llevando su arquetipo hasta unos límites insospechados para que, al final, lejos de producirle satisfacción, tenga un gran sentido de la autocrítica, algo nada habitual ni en el medio ni en el subgénero.
A veces, las chicas no tienen arco y se quedan en simples arquetipos |
Creo que no necesito mencionar lo diferente que es esto en Monogatari Series.
Pero como es un análisis, lo haré: Las chicas de Monogatari juegan a la comba con los arquetipos. Cada una de ellas tiene una personalidad increíblemente distintiva y magnética, generando una división antológica en la comunidad, que brega por ver cuál es la favorita, sin un dominador claro. No hay best girl en Monogatari, todas están tan bien escritas y tienen tal encanto propio y adecuado tiempo en pantalla que nadie consigue ponerse de acuerdo, y eso a mí me parece hermoso.
Quizás al elenco se le puede acusar no demasiada diferencia física en ciertos casos, pero lo doy encantado en pos de su nivel como personajes. Todas tienen su momento y todas importan en la trama, pudiendo brillar por cómo la serie maneja sus tiempos. Cada personaje tiene su propio soundtrack, sus propios openings... todo contribuye a enriquecer la caracterización y el estilo de cada uno de ellos.
Las chicas de Monogatari son átipicas y muy diversas en su escritura |
Cabe destacar también cómo la serie subvierte el resto de clichés harémicos hasta tal punto que genera la pregunta clave: ¿Parodia de forma fina la ingente presencia de harem en la industria o simplemente es una sublime ejecución, llevada a sus límites, del propio subgénero?
Personalmente creo que se trata de ambas. No debería ser muy complicado parodiar o burlarse de un harem para cualquiera con dos dedos de frente en cuestiones de dirección y guión, pero introducir toda la profundidad temática, estética narrativa, estilo visual único y un guión y diálogos que rivalizan con los titanes del medio no es tarea sencilla, en absoluto. Su parodia es fina y rebuscada, ejecutando a su vez la regla número 1 de la comedia: no explicar el chiste. Por ejemplo, Senjougahara Hitagi no es ni por asomo una tsundere convencional, de hecho, definirla en algún arquetipo resulta extremadamente complicado, pero muchas veces es tachada de tsundere ya que es ella misma la que parodia su tsunderismo de forma completamente intencionada. Hachikuji Mayoi y Oshino Shinobu parodian la omnipresencia de las lolis en un harem (da igual el número de chicas de senos grandes, siempre tiene que haber una chica extremadamente bajita y plana para ampliar el espectro demográfico de espectadores), una siendo directamente una niña de primaria y otra siendo en realidad una vampiresa de cientos de años de vida. Kanbaru Suruga y Araragi Karen parodian las genki girl dándole soberanas palizas al semivampiro Araragi, un gran contrapunto a la perpetua invencibilidad del protagonista de turno, según el tipo de harem. Ononoki parodia las kuudere siendo realmente una muñeca sin sentimientos aparentes.
Muchos más ejemplos hay de esto así como más detalles del estilo (como que Araragi tenga novia desde el episodio 4 hasta el final de la serie, lo que desarticula y despedaza el objetivo central de un harem que es presentar una comedia/drama romántica de elección, lo que ya te está gritando que Monogatari va a otra cosa) y lo mejor de todo es, como es mencionado más arriba, que nunca lo hace obvio. Pura sagacidad funcionando cual aparato de gimnasia pasivo.
Muchos encontrarán en Monogatari un disgustoso harem más, pero confío en haber puesto un granito de arena en defender que para nada es el caso. Incluso las escenas y openings más gráficos, sus planos, situaciones y ángulos más explícitos, todo suma a acrecentar su sentido paródico y acrecentar sus otras virtudes, las cuáles no he comentado aquí, pero no descarto hacerlo en el futuro. Será una serie de amar u odiar según el espectador, pero cosas a comentar desde luego no le faltan.
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